La ausencia de nombres de mujeres en las calles de la ciudad de Rauch es un reflejo de una historia que ha invisibilizado las contribuciones de las mujeres en la sociedad. En un recorrido por las calles de nuestra ciudad, encontramos nombres que honran a figuras históricas masculinas como el General José de San Martín, el Presidente Juan Domingo Perón, el Presidente Hipólito Yrigoyen y otros como Mitre, Paso, Colón, Olavarría, Córdoba, Sarmiento, Aveleyra, Larrea, Uriburu, Castelli y 25 de Mayo. Sin embargo, la presencia femenina brilla por su ausencia.
Este fenómeno no es exclusivo de nuestra ciudad; es un patrón que se repite en muchas partes del mundo. Las calles, plazas y monumentos son espacios públicos que reflejan los valores y la historia que una sociedad elige recordar y celebrar. Al no incluir nombres de mujeres, estamos perpetuando una narrativa que minimiza o ignora las contribuciones de la mitad de la población.
En la mayoría de los distritos predominan referencias de todo tipo y naturaleza, alejadas casi en forma deliberada del “mundo rosa”: desde militares, juristas, ciudades argentinas, políticos, batallas, marinos, médicos, sacerdotes, escritores, funcionarios, poetas y conquistadores, hasta animales, actores, deportistas, inventores y líderes extranjeros tiene su reconocimiento. Excepto la mujer.
Es fundamental que se considere esta cuestión a fin de hacer frente a esta cuestión y se tomen medidas para corregir este desequilibrio. Incluir nombres de mujeres en nuestras calles no solo es un acto de justicia histórica, sino también una forma de inspirar a las futuras generaciones. Mujeres como Juana Azurduy, Eva Duarte de Perón, Alicia Moreau de Justo, Rosario Vera Peñaloza, Cecilia Grierson, Mercedes Sosa, y tantas otras han dejado una huella imborrable en la historia argentina. También sería importante reconocer a mujeres locales que han contribuido al desarrollo y bienestar de nuestra comunidad.
La reflexión sobre los nombres de nuestras calles es una invitación a repensar cómo queremos construir nuestra identidad colectiva. Un llamado a reconocer y celebrar la diversidad de voces y experiencias que han dado forma a nuestra sociedad.