En un contexto de creciente preocupación por el vaciamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) a nivel nacional, la Cooperativa Apícola de Rauch sentó una clara posición mediante un documento en el que expresó su firme apoyo a la agencia local de la Cuenca del Salado.
En el documento, los apicultores manifestaron su “profundo reconocimiento y apoyo al trabajo realizado históricamente por el INTA”, al que considera un actor clave en el desarrollo agropecuario regional. Destacaron, especialmente, el acompañamiento técnico y científico que el organismo ha brindado durante décadas a los productores locales, fomentando la productividad, la incorporación de nuevas tecnologías y el fortalecimiento de los vínculos comunitarios.
“El INTA Rauch tuvo un rol decisivo en nuestra conformación como grupo”, recuerdan los firmantes. Mencionan que en el año 2000, ante una grave emergencia sanitaria que amenazaba con arrasar las colmenas, fue gracias al respaldo del INTA y otras instituciones que se logró crear el primer apiario demostrativo del país, que aún hoy funciona en la localidad de Miranda.

Los apicultores remarcan el compromiso diario del personal del INTA —técnico, profesional y personal de apoyo— con el desarrollo rural, la investigación aplicada y la extensión agropecuaria. Sin embargo, advierten con preocupación sobre el escenario actual que atraviesa el organismo: recortes presupuestarios, congelamiento de vacantes, restricciones operativas y amenazas de cierre o debilitamiento de sus agencias territoriales.
“Esta realidad pone en riesgo no solo fuentes de trabajo y años de conocimiento acumulado, sino también el futuro de miles de pequeños y medianos productores que encuentran en el INTA un aliado clave para producir con eficiencia, sustentabilidad y arraigo”, expresan.
La Cooperativa Apícola de Rauch cerró su carta exigiendo al Estado nacional que garantice los recursos necesarios para que el INTA pueda seguir cumpliendo su función esencial. “Defendemos su presencia en el territorio, su capacidad técnica y humana. El campo argentino necesita más INTA, no menos”, concluyen.