Por Cristela Cicaré La Voz de Tandil
El artista Pablo Orcajo Volzone, oriundo de Rauch y vecino del pequeño pueblo rural de Gardey, en el partido de Tandil, donó recientemente una obra compuesta por 42 cuadros al Hospital Zonal de Agudos Dr. Ricardo Gutiérrez de La Plata, que viajará en vacaciones de invierno para quedarse.
Las piezas, serán expuestas en el Aula Magda del nosocomio y luego serán ubicadas en pasillos y salas de espera. Se tratan de diamantes -un sello distintivo que caracteriza muchas de sus creaciones-, forman parte de un gesto cargado de arte, amor y sensibilidad. La iniciativa nació a partir de una experiencia personal y se transformó en un acto profundamente emotivo y transformador.

“Mi hermano Diego es médico en ese hospital, una persona a la que quiero mucho”, cuenta Pablo. Fue durante una visita al lugar -motivada por temas de salud- que algo despertó dentro suyo: “Percibimos esa emocionalidad baja que se ve en los hospitales: rostros tristes, gestos de angustia. Mis hijos también lo notaron. Y ahí sentí una voz interna que me dijo: mi obra tiene que estar acá”.
Así fue como comenzó este camino. Habló con su hermano, vieron la posibilidad de concretarlo y lo hicieron realidad. Antes de llevar la obra a La Plata, Pablo la presentó en un encuentro íntimo en la Vieja Escuela de Gardey, el pueblo donde vive y crea desde hace más de dos décadas.
Allí compartió que esta pieza no es solo una pintura: es un acto de amor en múltiples niveles. “La obra tiene cuatro aspectos del amor: el amor por mi oficio, porque amo el arte como actividad transformadora del ser humano; el amor por mi hermano; el amor por mi entorno; y el amor que deseo que esta obra transmita a quienes la vean. Creo que, en medio de la espera y el dolor, también es posible generar un momento de conexión, de belleza, de alivio. Y si mi obra logra eso, ya cumplió su propósito”.
La obra está llena de pequeños detalles, pensados para invitar a acercarse, observar y conectar. “Para mí, la obra reconfigura aspectos del inconsciente”, reflexiona el artista, que desde su taller en Gardey vende sus creaciones al mundo, dicta talleres y exhibe en museos de distintas partes del país.
Con este gesto, Pablo Orcajo Volzone confirma que el arte puede transformar espacios, emociones y miradas. Y que, incluso desde un rincón rural de la Argentina, se puede llevar belleza y esperanza a los lugares donde más se necesita.

Desde su taller en Gardey, un pequeño paraje rural del partido de Tandil, Pablo no solo crea obras que recorren museos y hogares del país y el mundo, sino que también deja una huella profunda en el lugar donde eligió vivir. Con pinceles, colores y una mirada sensible, embellece su comunidad y la convierte en un espacio vivo donde el arte y la naturaleza dialogan.
En Gardey, su intervención no pasa desapercibida: desde hace años se involucra activamente en la transformación de espacios públicos, resignificando paredes, rincones y paisajes con obras que conectan con lo más profundo del ser humano. Su arte no decora: invita a mirar distinto, a detenerse, a sentir.
Una de sus participaciones más destacadas es como parte de los diez murales que forman el Paseo Turístico Visual de la localidad, una iniciativa que convirtió al arte en un puente entre lo estético, lo ambiental y lo educativo. Con imágenes que evocan la flora y fauna de la región, los murales buscan sensibilizar sobre la importancia de cuidar el entorno natural y, al mismo tiempo, sumar un atractivo para quienes visitan esta localidad rural.

Para Pablo, el arte es inseparable de su compromiso con el medio ambiente. No solo pinta sobre la naturaleza: también trabaja por su preservación. Desde su rol como artista y vecino, promueve una relación consciente con el entorno y participa activamente en acciones comunitarias que buscan fortalecer el vínculo entre las personas y su paisaje.
“Vivir en un lugar como Gardey te permite escuchar de otra forma, mirar con más atención, valorar lo simple”, dice. Y eso se nota en cada obra que crea, en cada intervención que deja su marca, en cada rincón de Gardey que hoy respira un poco más de arte… y mucho más de amor.