En la provincia de Buenos Aires se encuentra un lugar con una historia única para los amantes de la arquitectura y del misterio. Se trata del Castillo San Francisco en Egaña, ubicado a 25 kilómetros de la ciudad de Rauch. Este castillo tiene un pasado ligado a destacadas figuras como Eustoquio Díaz Vélez, arquitecto y prócer de la Revolución de Mayo, y su hijo Eugenio. Además de su esplendor arquitectónico, la propiedad fue testigo de misterios y tragedias. Hoy está abandonado si bien en un principio el objetivo era abrirlo al público como un destino turístico.
De hecho, ocurrió cuando un grupo de vecinos tomó la iniciativa personal de mantener el lugar. por esos tiempos el pasto se mantenía corto, el parque conservado y el viejo edificio se presentaba limpio. Era un lugar atractivo y de permanente visita.
La historia de este castillo se remonta a principios del siglo XX, cuando Eugenio Díaz Vélez, influenciado por sus viajes a Europa, introdujo innovaciones en la construcción, importando materiales como estufas labradas y mármoles de Carrara. Los planos fueron diseñados por él mismo, y la construcción se llevó a cabo entre 1918 y 1930, bajo su supervisión personal.
Sin embargo, en 1930, cuando Eugenio regresó de un extenso viaje por Europa, su familia y amigos lo esperaban para inaugurar el castillo. Trágicamente, en lugar de su llegada, se recibió la noticia de su fallecimiento en Barracas. Esto dejó a los invitados atónitos y abandonaron la propiedad sin celebrar la inauguración. La esposa de Díaz Vélez, junto con sus hijas, cerró el castillo, dejando todo tal como estaba, y permaneció así durante 30 años. Cuando finalmente se abrieron las ventanas, los manteles que habían quedado puestos se habían deteriorado con el tiempo y parecían nieve flotando en el interior de la propiedad.
Después de la era de los Díaz Vélez, el castillo se convirtió en un orfanato, lo que implicó modificaciones en su estructura. Eduardo Burg asumió el papel de administrador y director suplente, desarrollando un fuerte apego al lugar. Sin embargo, un trágico incidente ocurrió en 1974, cuando un joven que había crecido en el castillo asesinó a Burg de siete disparos. Esto llevó nuevamente al cierre del castillo.
BELLEZA TURISTICA
El castillo es un punto referencial de turismo para Rauch. Codiciado por o amantes de la arquitectura y para quienes gustan de lugares envueltos en cientos de historias y anécdotas. Si embargo, desaprovechado desde siempre en Rauch.
Por diferentes razones el grupo de vecinos que se uso al frente del mantenimiento y cuidado del castillo se disolvió. El lugar cuidado, prolijo y ordenando volvió a ser un lugar abandonado.
RECLAMOS Y DENUNCIA
Esta semana el tema se reactivó en las redes sociales. Una vecina publicó una foto con el lugar en total estado de abandono. “Cuánta tristeza volverte a ver así, después de todo lo que trabajó nuestro grupo por vos”, escribió Silvana.
Los mensajes se multiplicaron. “Vergonzoso. Lamentablemente a nadie le importa el Patrimonio Histórico y cultural de nuestro pueblo. El gobierno municipal no hace nada y tampoco deja que alguien haga algo. Triste”, señaló la licenciada Silvia Conte, reconocida historiadora y promotora del ciudado del patrimonio de la ciudad.
“Realmente una vergüenza el estado de la estancia San Francisco. Las autoridades municipales son inoperantes e incapaces de mantener, aunque sea mínimamente, el parque cuidado del castillo. Ni que hablar de las construcciones. Desidia, desinterés, ignorancia…”, opinó Marcelo.
Stela agregó: “Qué tristeza. Cuando estaba el grupo que mantenía prolijo y arreglado el parque fuimos a cantar con el coro, había una fiesta, artesanos, bailarines de folclore. Hoy ver así semejante belleza abandonado totalmente, rompe el corazón”.
Cristina señaló: “Muy lamentable. El castillo no trae votos, pero trae turistas. Nos conocen y más turistas nos busca en el mapa. Todo sea gestión, limpieza, crecimiento fomento, traducción, belleza, esparcimiento y cultura”.