Las barreras en los pasos a nivel se colocan para garantizar la seguridad, impidiendo el paso de vehículos y peatones, sin olvidar las bicicletas, cuando se aproxima un tren. Su función es evitar colisiones, reduciendo el riesgo de accidentes al detener el tráfico complementándose con señales luminosas y sonoras para alertar a los conductores.
La historia de Rauch guarda, en el baúl de los recuerdos, tristemente varios accidentes en este lugar céntrico. Desde el 1 agosto de 1891 la red ferroviaria atraviesa el núcleo de población de la ciudad, haciendo que sus vías se planten en varias calles de la localidad, atravesando, principalmente, la Avda. San Martín, de alto tráfico vial.
El 1 de abril de 1933 el Concejo Deliberante, a través de su Presidente Pedro Cremona, envió una nota al Intendente Raúl M. Gianello, que el cuerpo vería con agrado que el Departamento Ejecutivo iniciará a la brevedad posible, las gestiones pertinentes, ante quien corresponda, a fin de que se obligue a la Empresa Ferrocarril del Sud a colocar una barrera en el paso a nivel existente en el cruce de las vías con la Avda. San Martín. La gestión no rindió frutos.
Con el paso de los años, quiso el destino salvaguardar a Arturo Suárez, empleado de SENASA, cuando con su Jeep y acompañado de otro empleado, intentó cruzar las vías del tren sin percatarse la venida del convoy, siendo arrollado y salvando ambos la vida de milagro. El hecho desencadenó la petición colectiva solicitando una barrera en el paso a nivel. El jefe de la estación, Jacinto Martínez, informó del accidente a la Superintendencia de Tandil, reclamando la colocación de una barrera pero la demanda fue rechazada.

El Intendente Raúl H. Rodríguez Boch, resolvió gestionar ante las autoridades del Ferrocarril General Roca la colocación de una barrera, por considerar de alto riesgo de accidente las vías del tren que cruzaba la Avda. San Martín. Para justificar la obra, se realizó un conteo manual de gente y vehículos, en tiempo real, que cruzaba diariamente las vías, llegando a anotar los empleados de la empresa más de 300 por día y aunque la cifra no fuera real, todos trataban de incrementar los números para que la obra fuera concretada.
El 27 de agosto de 1968 el Intendente Raúl H. Rodríguez Boch tomó la medida, por medio de un decreto, hacerse cargo del 50% de los gastos para colocar una barrera en la Avda. San Martín y el 50% restante la empresa del Ferrocarril General Roca. Costo de la obra: $207.881 m/n. Finalmente la municipalidad debió sufragar todos los gastos.
El proyecto de la barrera se sumó a la iluminación de las calles por instalación de un nuevo alumbrado público, el progreso no se detenía. En septiembre de 1968 se instalaron las columnas de alumbrado a gas de mercurio sobre la Avda. San Martín desde Avda. Yrigoyen hasta calle Italia y en esta arteria, desde Avda. San Martín a Saavedra.
El 4 de abril de 1969 el diario “El Municipio” publicó que estaba instalada, en el paso a nivel de la Avda. San Martín, la barrera solicitada por la municipalidad y los vecinos.
El Intendente Raúl H. Rodríguez Boch reflexionó sobre el acontecimiento público: “La tradicional barrera era una necesidad largamente conocida y cuya realización se esperaba”.





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