En Rauch, la historia se desmorona ladrillo a ladrillo. La falta de políticas efectivas para la preservación del patrimonio histórico registra la pérdida irreparable de edificios emblemáticos que alguna vez fueron el corazón de la comunidad.
Explicar la importancia del patrimonio arquitectónico como testimonio de la historia y cultura local, es central. El paso del tiempo deja sus huellas en forma de edificios históricos y viejas casonas que cuentan la historia de nuestra comunidad. Sin embargo, la falta de políticas efectivas para la preservación de este patrimonio ha llevado a la pérdida irreparable de estructuras emblemáticas, desmoronándose ladrillo a ladrillo.
Pero la ausencia de políticas municipales o provinciales para proteger estos bienes es alarmante. Mientras que otras ciudades han implementado medidas exitosas de conservación, en Rauch seguimos sin un plan claro para salvaguardar nuestro patrimonio. Esta falta de acción no solo pone en riesgo nuestros edificios históricos, sino también nuestra identidad como comunidad.
En su cuenta de Facebook, el grupo de coordinadores turísticos “La Vuelta” propusieron esta semana reflexionar sobre el tema en cuestión y disparador de este nota de opinión. Fue luego de que un emblemático edificio fuera demolido: el antiguo Almacén de Ramos Generales de calle Castelli, casi Letamendi, que por décadas perteneció a la familia Guzmán.
Estos edificios forman parte de la arquitectura histórica de la ciudad, que debería preservarse tal como lo advierte la ordenanza que en algún momento –hace muchos años- tomó un relativo impulso, y por el que se proponía custodiar aquellas construcciones históricas.
Desde este grupo ligado al turismo y preocupado por cuidar las “joyas” de la ciudad se advierte la falta de control desnuda la ausencia de políticas municipales o provinciales que protejan estos bienes.
La preservación del patrimonio histórico de Rauch no puede esperar. Es imperativo que las autoridades implementen políticas efectivas para proteger estos “tesoros” arquitectónicos antes de que se pierdan para siempre. La historia de nuestra ciudad merece ser contada no solo en libros, sino también a través de los edificios que han sido testigos de su evolución.