Presupuesto 2026: Cultura, Turismo y Producción cada vez más lejos de ser prioridad en la generación de empleo y recursos

El análisis del presupuesto 2026 enviado por el Ejecutivo y actualmente en debate en el Concejo Deliberante deja al descubierto una vez más las falencias estructurales que persisten en áreas clave como cultura, turismo y producción, pilares fundamentales que, en cualquier lugar del país, se conciben como fuentes genuinas de empleo. En Rauch, sin embargo, siguen sin ser abordadas con la estrategia que requieren.

La falta de políticas públicas sostenidas en estos sectores no es nueva. Se trata de una deuda histórica, jamás corregida, apenas maquillada con iniciativas menores o acciones aisladas que poco o nada aportan a la transformación del perfil económico local.

El área de turismo es quizás el caso más elocuente. En los papeles existe, pero en la práctica se limita a acompañar iniciativas mínimas, de bajo impacto, y centradas exclusivamente en lo local. No hay una planificación estratégica que apunte a atraer visitantes de otras ciudades, ni tampoco se generan propuestas que activen el circuito económico vinculado a la gastronomía o el desarrollo regional. Turismo funciona como una oficina testimonial, y no como un verdadero motor de oportunidades. El histórico edificio del Castillo de Egaña es quizá el mejor ejemplo del desaprovechamiento de un lugar, que a pesar de todo, es el más visitado de Rauch. El Museo del Parque Juan Silva en estado de abandono y a pesar de la inversión, las cabañas del predio con problemas de funcionamiento.

Cultura atraviesa una situación similar. Más allá del valor que tienen los talleres municipales, al que concurren cientos de vecinos y cumplen una función social innegable, la gestión cultural del municipio carece de una agenda innovadora y de eventos que se proyecten más allá del cronograma repetido año tras año. No hay nuevas propuestas que promuevan consumo cultural ni generación de empleo. Todo se reduce a sostener lo que ya existe, sin creatividad, sin inversión, sin proyección.

En cuanto a producción, el panorama es aún más preocupante. Tras haber alcanzado cierta dinámica institucional en años anteriores, el área muestra hoy una actividad visiblemente menor. Su participación se diluye en acompañamientos menores a eventos de cultura o turismo, sin proyectos económicos significativos, sin alianzas productivas, sin presencia activa en el desarrollo local. El retroceso es evidente.

La única iniciativa de impacto que sigue en pie es la puesta en valor del edificio del ex Matadero, lugar donde se erige el frigorífico municipal, una obra apoyada por la Provincia que acumula varios años de ejecución y que por ahora no tiene fecha confirmada de apertura. Tampoco existen definiciones claras sobre su modelo de gestión, ni sobre los beneficios reales que podría representar para Rauch. Hasta ahora, es una promesa en pausa.

Lo cierto es que, mientras el presupuesto destina recursos a estas áreas, la comunidad pierde oportunidades reales de generación de empleo, de desarrollo económico, de identidad propia. Y no es una cuestión solo de dinero, sino de decisión política, de gestión, de visión.

Cultura, turismo y producción no pueden seguir siendo sectores secundarios en la planificación local. Son, en cambio, herramientas esenciales para romper con la dependencia exclusiva del empleo público o de los vaivenes del Estado, y para construir una ciudad más diversa, creativa y económicamente sostenible.