El capítulo bonaerense de la elección de este domingo estará en el foco de la atención no solo por la expectativa natural que genera siempre lo que ocurre la provincia más importante del país: del resultado que obtenga aquí La Libertad Avanza –de si logra o no moderar la paliza que le propinó el peronismo el 7 de septiembre- parece depender buena parte de la suerte que corra Javier Milei a nivel nacional. Para Fuerza Patria, ese dato modulará otra cosa: la temperatura de la interna entre Axel Kicillof y el camporismo, que podría sumar un round más justo cuando el Gobernador buscará debatir la agenda parlamentaria para el tramo final de su mandato.
Hace seis meses, inmediatamente después del triunfo de Manuel Adorni el 18-M en CABA, Milei se envalentonó y prometió pintar de violeta la Provincia, como coronación de un raid electoral que soñó como un paseo triunfal. Pero, Mauricio Macri dixit: pasaron cosas. Básicamente, tres: 1) El metro cuadrado económico no dejó de ser tóxico para la mayoría: ni una buena noticia allí. 2) Hubo mala praxis de manejo político, sobre todo, en lo referido a la fallida candidatura de José Luis Espert. 3) Kicillof se animó al desdoblamiento y acertó. Por todo eso junto, la expectativa en la PBA se redujo a un objetivo mucho más modesto: achicar la luz de casi 14 puntos del 7-S.
A 48 horas de la elección, el clima en Casa Rosada era de optimismo moderado: creían haber dejado atrás el escenario de catástrofe que temían hace 20 días. La percepción sobre lo que podría ocurrir en Provincia es un insumo inherente a ese diagnóstico. “ Se activó el voto anti peronista ”, explican. Con una variante: hablan del “ voto anti caos ”, que estaría motivado por el temor al impacto sobre el dólar de una derrota muy dura de LLA. Para que ese razonamiento se valide, tiene que aumentar la participación, otro dato clave de esta elección, porque el público “anti” al que se refieren es el que no fue a votar en septiembre, que no es “núcleo duro”.
La campaña de pesadilla en Provincia es un contraargumento para esa esperanza libertaria. La pésima gestión del escándalo Espert rankea alto aquí. Y no solo por una elección de candidato contra la que había alertas previas. La gestión posterior del escándalo fue igual de mala: el propio Milei lo sostuvo tanto tiempo que al final la cara Espert, sospechado de narco, aparecerá en las boletas. ¿Espantará a esos electores que buscan recuperar los libertarios? Tampoco parece ayudar la escalada entre Las Fuerzas del Cielo y los “territoriales” de Sebastián Pareja y Ramón “Nene” Vera de los últimos días. ¿Hay un sector libertario operando a reglamento?
Los “campañólogos” de ambos bandos miran otros factores relevantes. Uno es lo que llaman “la reducción de la oferta mecánica”. Traducido: es la desaparición de las terceras fuerzas SOMOS y HECHOS, que estuvieron en septiembre y no estarán ahora. En general, se presume que favorece a LLA. El juego de los intendentes peronistas, clave hace un mes y medio en el triunfo de Fuerza Patria, está más opinado: para algunos, es difícil que tengan el mismo nivel de involucramiento porque no juegan su poder local y porque ni siquiera consiguieron un lugar en la lista. Para otros, se comprometerán para evitar que los califiquen de “traidores”.
Axel Kicillof volvió a ser una de las caras de la campaña de Fuerza Patria, que cerró con una foto de unidad entre los enemigos íntimos Sergio Massa y Juan Grabois. Pero la intensidad peronista esta vez fue menor. Y no fue casual: percibieron que en la provincia el escándalo Espert instaló una agenda negativa para LLA que no quisieron interrumpir. El peronismo se limitó a plantarse como oposición nítida y Diego Santilli recién pudo cambiar de tema al final. Bien mirado, FP tampoco pareció tener resto para más: la coordinación de las acciones en el marco de la pela interna fue nula y el perfil bajo de los candidatos, empezando por Jorge Taiana, tampoco sumó.

Al contenido ideológico del voto anti peronista, se contrapone el “voto bolsillo”. Es el que esperan en el peronismo. Un trabajo de Martín Rapetti, el economista detrás de Equilibra, aporta un enfoque muy comentado en ese campamento. Se llama “La raíz del descontento”. Marca que no hubo recuperación en V ni en “Pipa de Nike”, sino una caída pronunciada de la economía, con una recuperación fuerte pero que se amesetó luego sin llegar nunca al nivel previo. Es la grafía de la raíz cuadrada. “Nada mejoró en materia económica en un año en que al gobierno le fue mal casi siempre, ¿por qué ahora deberían mejorar en voto ahora?, se preguntan allí.
La matemática electoral suma miradas. E n las últimas dos décadas, el voto anti peronista no bajó del 37%. Pero ahora Milei saldrá a vender como “buen resultado” un 35%, para lograr el cual necesita perder por menos de 9% en la Provincia. El contraste con la otra experiencia anti (o no) peronista es elocuente: en 2017, Mauricio Macri obtuvo el 42%. Y a eso le sumó el triunfo de Esteban Bullrich sobre CFK en PBA. Para volver a Rapetti: Cambiemos llegó con una economía en alza (aunque ocho meses después pidió rescate del FMI), ahora Milei llega con una caída de los ingresos de trabajadores registrados y los jubilados -14 millones de votantes- del 6% promedio.
Para el Presidente, el resultado de este domingo no solo está relacionado con la estabilidad de la economía y la continuidad del auxilio norteamericano, segundo rescate macro económico en un semestre si no tiene en cuenta el crédito previo del FMI. Asociado a eso, también determina cómo y hasta qué punto reseteará su esquema político, una demanda que el gobierno de Donald Trump fuerza son ocultarlo. La conformación del gabinete y su vínculo con el desgastado Mauricio Macri, además de la relación con los gobernadores de Provincias Unidas forman parte de esa agenda, que también impacta en el Congreso.
En el peronismo, la previsión es más pelea para el post 26-0 inmediato. La primera cuestión será una discusión en torno la diferencia en las urnas bonaerenses: el cristinismo ya masculla una crítica a Kicillof por el desdoblamiento. “El achicamiento de la distancia se produjo porque el 7-S alertó sobre el nivel del descontento y le permitió a la Casa Rosada actuar para reducir”, es el argumento. En calle 6 lo rechazan de plano, por “contra fáctico. Y recuerdan sibilinos, que lo único cierto es que “Cristina armó la lista de octubre”. Esa tensión no es inocua: en principio, define el clima interno para discutir el Presupuesto, el endeudamiento, el reparto de cargos en la Corte y organismo clave como el Banco Provincia, además de la renovación del PJ. La agenda que comenzará a definir cómo se mueve Kicillof en un escenario cuyo horizonte ahora será, definitivamente, 2027.




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