La comunidad católica de Rauch vivió este domingo una jornada de profunda fe y tradición con la celebración de las Fiestas Patronales en honor a San Pedro Apóstol, Patrono de la ciudad.
Las actividades estuvieron encabezadas por el Obispo de la Diócesis de Azul, Monseñor Hugo Manuel Salaberry, acompañado por el Padre Estanislao Fariña, párroco local.
La celebración comenzó pasadas las 15 horas con la tradicional procesión por alrededor de las plazas céntricas, donde numerosos feligreses acompañaron la imagen del Santo Patrono.

Finalizado el recorrido, se celebró la Santa Misa en el templo parroquial. Durante la homilía, Monseñor Salaberry destacó la figura de San Pedro como “piedra viva de la fe” y animó a los presentes a renovar su compromiso cristiano en comunidad.
Al término de la ceremonia religiosa, los presentes compartieron chocolate caliente y tortas en un ambiente de fraternidad. Como cierre de la jornada, se encendió la tradicional fogata frente al templo parroquial, con la quema de muñecos, símbolo del desprendimiento de lo viejo para dar paso a lo nuevo.
San Pedro fue uno de los doce apóstoles de Jesús y es considerado el primer Papa de la Iglesia. Pescador de oficio, fue llamado por Jesús y recibió de Él el nombre de Pedro, que significa “Roca”. Su figura es recordada como un pilar de la Iglesia y símbolo de unidad y fidelidad.
El templo parroquial, dedicado a San Pedro Apóstol, es uno de los edificios más emblemáticos de Rauch. Su historia se remonta a 1875, y luego de ser destruido por un incendio en 1892, fue reconstruido e inaugurado en 1902 bajo la dirección del ingeniero José Zeni. Alberga además el órgano más grande de la diócesis de Azul, con 1.554 tubos, construido en Italia e inaugurado en 1924.
Las Fiestas Patronales son cada año una ocasión especial para los rauchenses, que se reúnen en torno a su fe, su historia y sus tradiciones para celebrar con alegría y esperanza.
